Desde hace año y medio soy contribuyente. ¡Si! Desde hace año y medio, cada mes, la Caja Costarricense del Seguro Social toma un 9% de mi salario para entre otras cosas, supuestamente, cubrir los servicios de salud que eventualmente podría necesitar.
Hasta hace unos años, no entendía muy bien este proceso de contribución a cambio de servicios de salud, e inclusive podría asegurar que lo termine de entender hace unos cuantos días, cuando nuevamente después de mucho tiempo, necesite de los mismos.
Yo, como cualquier trabajador, cada mes retiraba mi orden patronal, pero a diferencia de muchos, no prestaba atención a las deducciones en mi salario y por supuesto no tenia conciencia de la cantidad de dinero que estas significaban. Es cierto, este es un grave error, pero a fin de cuentas no soluciona el problema por el que hoy escribo, es mas, lo empeora.
Estoy seguro de que esta es una queja común y posiblemente cada una de los asalariados en este país haya comentado sobre lo mismo, pero es que es imposible no hacerlo. Estamos hablando de dinero, por el que la mayoría trabaja fuertemente y por supuesto espera cada mes.
No soy experto en la materia, pero no me hace falta un doctorado para entender que si se paga, en este caso contribuye, por algo, solo se espera lo mejor y hasta la fecha, estoy seguro de que la empresa para la que laboro ha pagado cada mes.
Esta es la historia. Hace unos días, no estaba bien de salud, y aunque lo que me aquejaba era un simple resfriado, este me impidió asistir a trabajar y consecuentemente necesitaba una incapacidad.
Lo que haría cualquier persona en este caso, es precisamente, ir al centro de salud más cercano y pedirle al doctor a cargo que por favor lo examine, diagnostique y en este caso que expida una incapacidad. Suena simple ¿verdad? Pues me parece que no lo es.
Nunca antes había tenido un problema con la CCSS, o al menos uno como el que tuve. Desde pequeño tuve acceso a los servicios de salud públicos y aunque mi familia no acostumbraba a utilizarlos, no había problema con ellos. Inclusive, mas de una vez, fue necesario acudir a las facilidades quirúrgicas del mismo e igualmente no hubo problema.
Entonces no entiendo porque tuve problemas cuando simplemente necesitaba una incapacidad o inclusive un comprobante y unas pastillas.
A mi parecer, es bastante mas complejo y caro, en caso de que el dinero sea el problema, acceder a un servicio quirúrgico o a la realización de algún análisis especifico, pero con estos no hay inconveniente o tal vez tuve mucha suerte. Espero que el último no sea el caso.
Como es posible que haya visitado tres centros de salud distintos y que ninguno me haya podido ayudar. Por increíble que parezca, aunque ahora se que no lo es, así sucedió.
Los procedimientos de la CCSS indican que cuando uno esta enfermo debe asistir al centro de salud al que se esta inscrito y eso precisamente fue lo que hice, pero el doctor decidió no atenderme porque no había sacado cita con un día de anterioridad. ¡Como si fuera posible predecir que me iba a enfermar!
Siguiendo nuevamente los procedimientos, visite el siguiente centro de salud, el mismo que la CCSS ha denominado con centro de emergencia y nuevamente se repitió la historia. NADIE me brindo ayuda.
Y ahí iba José Fabio Cortés, con su enfermedad al hombro hacia el último centro de salud, en este caso, su única esperanza.
Como si no hubiera ya invertido bastante tiempo en búsqueda de algún remedio y la requerida incapacidad, tuve que esperar alrededor de 3 horas para ser atendido. ¿Para que? Para al final recibir la siguiente respuesta: “La incapacidad debe ser emitida por el centro de salud al que se encuentra inscrito y solo se dan en la mañana” ¡Que sorpresa!
En realidad para esa hora del día, esa no era para nada una sorpresa. Era de esperar que nuevamente y por tercera vez, recibiera una respuesta negativa; sin embargo, no tuve el coraje de quejarme y talvez esa es la actitud de la mayoría de personas que enfrenta esta situación, pero no los culpo, después de buscar una pastilla y una incapacidad por mas de 8 horas, ya no quedan ganas de reclamar.
Al final, me quede sin remedio y sin incapacidad. Tuve que utilizar los servicios de salud privados y prepararme para recibir una amonestación por faltar al trabajo injustificadamente. ¡Que injusticia! Lo único que hice fue ir de aquí a alla buscando que alguien me atendiera y mas importante respondiera, por esos 60,000 colones que mes a mes desde hace un año y medio me ROBAN.
¡Si! Cuando uno paga y no se recibe nada cambio, le están robando. Y que lastima que de eso viva la caja (en minúsculas porque no merece la mayúscula de un nombre propio).
Mejor dejo de revisar esa parte de mi orden patronal donde destacan mi contribución, como a ellos les gusta llamarlo, a los servicios de salud.