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Algunas cosas que no entiendo

No me estoy quejando. Simplemente busco respuestas o algún tipo de solución para muchas interrogantes y contrariedades que vivo y observo cada día. En esta oportunidad solo quiero exponer algunos de los “no entiendo” que recordé mientras escribía esta entrada.

Esta más que claro que son mis “no entiendo” y no busco complacer a nadie. Estoy seguro de que ustedes también tienen algunos o muchos más que compartir.

“Al que le cae el guante, que se lo plante”

No entiendo por qué la gente se empeña en rayar los asientos de los autobuses
No entiendo por qué si dice: “Usar la acera”, la mayoría pisa el césped.
No entiendo por qué no se respetan las filas y los turnos.
No entiendo el porqué de los grafitis en los exteriores de las casas de habitación.
No entiendo por qué los conductores aceleran cuando el semáforo esta en amarillo.
No entiendo por qué no se respeta el paso peatonal.
No entiendo por qué los “taxistas piratas” me insultan cuando no utilizo su servicio.
No entiendo por qué discriminan a una persona por su preferencia sexual.
No entiendo por qué aun discriminan a una persona por su color o nacionalidad.
No entiendo por qué no respetan una señal de ALTO.
No entiendo por qué creen que soy incapaz, solo por tener 20 años.
No entiendo por qué creen incapaces a otros por tener más de 40 años.
No entiendo por qué tratan de verdad una verdad que no existe.
No entiendo el porqué de tantos prejuicios y calumnias.
No entiendo por qué algunos insisten en hacer sentir menos a los demás.
No entiendo por qué existen los regímenes totalitaristas.
No entiendo por qué existen las religiones.
No entiendo por qué abusan del poder político.
No entiendo el radicalismo.
No entiendo la guerra.
No entiendo por qué algunos no creen en el amor.

No entiendo muchas cosas y por eso busco una respuesta. O tal vez otro “no entiendo” que me haga olvidar que me demuestre que existen otros muchos por los que si debería preocuparme.

¿Cuál es su “no entiendo”?


¡Descubrí Twitter!

En realidad hace mucho tiempo había descubierto Twitter, pero hasta hace poco entendí la función de esta red social/herramienta tecnológica, que a pesar de ser tan sencilla, es funcional, dinámica, practica y además reinventa la comunicación personal, de sociedad y masas. Simplemente maravillosa.

Twitter es el corazón de la sociedad, es el pulso de los hechos y acontecimientos que nos rodean, es la opinión del pueblo, es un foro para discutir, es una escuela, pero no cualquiera, es una escuela de la vida que por medio de la tecnológica, enriquece nuestra propia cultura, por medio de más cultura y más diversa.

Mucho se ha dicho de Twitter. Para muchos, es otra red social más de las cientos que existen actualmente e inclusive prevén que muy pronto su popularidad va acabar. Y estoy de acuerdo con “ellos” en algo: si es una red social, pero no una más del montón.

Esta no desvirtúa su finalidad con aplicaciones para el entretenimiento. Twitter tiene un solo fin: compartir lo que pasa y por medio de las palabras. Y el uso de la palabra, precisamente es lo que hace - como lo mencione antes - que sea tan funcional.

Para utilizar la palabra es necesaria la racionalidad. Y por dicha esta última, está presente en la mayoría de los “tweets”, como le han llamado a los constantes mensajes. Que al igual que la red social son provechosos, inteligentes, certeros y actuales.

A Twitter no se le pasa ni una. Está al tanto de todo, sin importar el ¿dónde?, ¿cómo?, ¿qué? o el ¿Por qué? Es la herramienta perfecta para recibir y difundir información. Que por cierto es bastante veraz y todos como sociedad le agradecemos.

Twitter es una herramienta de mercadeo, de ventas, de servicio al cliente, de noticias, de entretención, entre otras.

Twitter es expresión.

¡Soy contribuyente!

Desde hace año y medio soy contribuyente. ¡Si! Desde hace año y medio, cada mes, la Caja Costarricense del Seguro Social toma un 9% de mi salario para entre otras cosas, supuestamente, cubrir los servicios de salud que eventualmente podría necesitar.

Hasta hace unos años, no entendía muy bien este proceso de contribución a cambio de servicios de salud, e inclusive podría asegurar que lo termine de entender hace unos cuantos días, cuando nuevamente después de mucho tiempo, necesite de los mismos.

Yo, como cualquier trabajador, cada mes retiraba mi orden patronal, pero a diferencia de muchos, no prestaba atención a las deducciones en mi salario y por supuesto no tenia conciencia de la cantidad de dinero que estas significaban. Es cierto, este es un grave error, pero a fin de cuentas no soluciona el problema por el que hoy escribo, es mas, lo empeora.

Estoy seguro de que esta es una queja común y posiblemente cada una de los asalariados en este país haya comentado sobre lo mismo, pero es que es imposible no hacerlo. Estamos hablando de dinero, por el que la mayoría trabaja fuertemente y por supuesto espera cada mes.

No soy experto en la materia, pero no me hace falta un doctorado para entender que si se paga, en este caso contribuye, por algo, solo se espera lo mejor y hasta la fecha, estoy seguro de que la empresa para la que laboro ha pagado cada mes.

Esta es la historia. Hace unos días, no estaba bien de salud, y aunque lo que me aquejaba era un simple resfriado, este me impidió asistir a trabajar y consecuentemente necesitaba una incapacidad.

Lo que haría cualquier persona en este caso, es precisamente, ir al centro de salud más cercano y pedirle al doctor a cargo que por favor lo examine, diagnostique y en este caso que expida una incapacidad. Suena simple ¿verdad? Pues me parece que no lo es.

Nunca antes había tenido un problema con la CCSS, o al menos uno como el que tuve. Desde pequeño tuve acceso a los servicios de salud públicos y aunque mi familia no acostumbraba a utilizarlos, no había problema con ellos. Inclusive, mas de una vez, fue necesario acudir a las facilidades quirúrgicas del mismo e igualmente no hubo problema.

Entonces no entiendo porque tuve problemas cuando simplemente necesitaba una incapacidad o inclusive un comprobante y unas pastillas.

A mi parecer, es bastante mas complejo y caro, en caso de que el dinero sea el problema, acceder a un servicio quirúrgico o a la realización de algún análisis especifico, pero con estos no hay inconveniente o tal vez tuve mucha suerte. Espero que el último no sea el caso.

Como es posible que haya visitado tres centros de salud distintos y que ninguno me haya podido ayudar. Por increíble que parezca, aunque ahora se que no lo es, así sucedió.

Los procedimientos de la CCSS indican que cuando uno esta enfermo debe asistir al centro de salud al que se esta inscrito y eso precisamente fue lo que hice, pero el doctor decidió no atenderme porque no había sacado cita con un día de anterioridad. ¡Como si fuera posible predecir que me iba a enfermar!

Siguiendo nuevamente los procedimientos, visite el siguiente centro de salud, el mismo que la CCSS ha denominado con centro de emergencia y nuevamente se repitió la historia. NADIE me brindo ayuda.

Y ahí iba José Fabio Cortés, con su enfermedad al hombro hacia el último centro de salud, en este caso, su única esperanza.

Como si no hubiera ya invertido bastante tiempo en búsqueda de algún remedio y la requerida incapacidad, tuve que esperar alrededor de 3 horas para ser atendido. ¿Para que? Para al final recibir la siguiente respuesta: “La incapacidad debe ser emitida por el centro de salud al que se encuentra inscrito y solo se dan en la mañana” ¡Que sorpresa!

En realidad para esa hora del día, esa no era para nada una sorpresa. Era de esperar que nuevamente y por tercera vez, recibiera una respuesta negativa; sin embargo, no tuve el coraje de quejarme y talvez esa es la actitud de la mayoría de personas que enfrenta esta situación, pero no los culpo, después de buscar una pastilla y una incapacidad por mas de 8 horas, ya no quedan ganas de reclamar.

Al final, me quede sin remedio y sin incapacidad. Tuve que utilizar los servicios de salud privados y prepararme para recibir una amonestación por faltar al trabajo injustificadamente. ¡Que injusticia! Lo único que hice fue ir de aquí a alla buscando que alguien me atendiera y mas importante respondiera, por esos 60,000 colones que mes a mes desde hace un año y medio me ROBAN.

¡Si! Cuando uno paga y no se recibe nada cambio, le están robando. Y que lastima que de eso viva la caja (en minúsculas porque no merece la mayúscula de un nombre propio).
Mejor dejo de revisar esa parte de mi orden patronal donde destacan mi contribución, como a ellos les gusta llamarlo, a los servicios de salud.

¡No está jalado del pelo!

Puede que este tema sea un poco trillado, pero nunca esta demás recordarme y recordarle a los demás, sobre la realidad del servicio al cliente en Costa Rica. ¡Y que realidad la que nos toca enfrentar!

Primero lo primero. Desde hace un año y medio, aparte de estudiar, laboro en una empresa transnacional, que provee servicio al cliente a personas en todo el mundo y en el momento que estas lo necesiten.

Debo admitir que aunque mi labor no es la más comprometedora, si requiere dedicación y sobre todo empatía. Ambas difíciles de conseguir, especialmente si el cliente al que se debe atender no está dentro de los parámetros que los calificarían como perfecto.

Y creo precisamente, que la falta de estos dos fundamentales ingredientes son el principal problema del servicio al cliente en nuestro país.

Sin importar la situación, cuando un cliente acude a un representante del servicio al cliente, siempre espera obtener un buen resultado dentro de un espacio de tiempo razonable y por supuesto la mejor disposición de esa persona que se encargara de velar por su bienestar.

Claro está, que no siempre será posible satisfacer al cliente, pero si existe siempre la manera de lograr que el mismo, al menos, sienta que el trato recibido fue el correcto y se mantuvo a la altura de sus necesidades.

Sin embargo, parece que en este país, sin ánimos de generalizar, ya que como siempre existen excepciones, la mayoría de negocios han olvidado que es gracias al cliente, que ellos pueden llevar un plato de comida a su mesa. Al menos, desde mi perspectiva profesional, así lo veo yo y encuentro que la analogía es bastante razonable.

Me remito a los hechos, por supuesto personales. Hace algunos días, visite el restaurante de comida rápida estadounidense más famoso del mundo, simplemente en busca, precisamente, de comida. Pero lamentablemente, además de la comida obtuve, como decimos los costarricenses, un típico colerón.

Simplemente, cuando me encontraba ordenando lo que deseaba comer, titubee un poco y esto fue más que necesario para recibir un descortés murmuro y modo de parte de la persona que me atendía.

Inmediatamente, y quiero hacer hincapié en esto, de manera cortes me referí a esta persona con una sencilla pregunta: ¿Hay algún problema, señorita? Y adivinen cual fue la respuesta. ¡Sí! Una espalda en lugar de unas simples palabras.

Puede que por mi corta edad o por suerte, pero esta fue mi primera mala experiencia con el servicio al cliente que se brinda en este país. Y estoy seguro que historias como esta, se pueden escuchar o leer como en esta caso, con mucha frecuencia.

Muchos me dirían delicado, pero creo que simplemente buscaba lo correcto o más bien el servicio correcto, que no está jalado del pelo. Como lo mencione antes, no es fácil ser dedicado y empático, especialmente si ese no es nuestro día pero no imposible y es aún más importante, necesario.

Los agentes de servicio al cliente son la cara de una empresa u organización y simplemente no puede ser posible que traten mal a un cliente. El respeto ante todo es una de las claves del éxito, que sin duda alguna es lo que cualquier empresa busca.

Muchas veces he escuchado que mis clientes, porque son míos debido al compromiso que tengo con ellos, dicen que prefieren una compañía o servicio del otro, por la atención que reciben y no podría estar más de acuerdo.

Son palabras cortas y simples pero sabias. Espero que muchos otros al igual que yo, podamos ponerlas en práctica.

Redes Sociales

No hace mucho tiempo, los amigos y amigas se reunían en la esquina del barrio y ahí comentaban sobre lo que les había pasado en el día o sobre los nuevos proyectos que estaban por emprender, pero más importante, se podían ver frente a frente y tal vez de esa manera conocerse mejor.

Y digo no hace mucho, porque aún a mi corta edad puedo recordar haberlo visto. No era raro ver que los jovenes e inclusive adultos disfrutaran de esto e inclusive existían grupos que precisamente impulsaban la comunicación y las actividades entre jovenes.

Sin embargo, desde hace 3 años o tal vez menos, estas practicas han cambiado significativamente. ¿Para bien o para mal? No sé, eso al final de cuentas es cuestión de ideologías y gustos.

Yo, por mi parte, me incluyo en esta nueva era cambiante que lamentablemente olvidó el trato personal y en cambio utiliza una computadora, celular o cualquier otro dispositivo electrónico para comunicarse.

Hoy ya no acostumbramos a tomarnos un café acompañado de una buena y amena conversación, en cambio, compartimos videos, fotos, experiencias e inclusive felicitaciones de manera digital y un poco menos personal, creo yo.
Las redes sociales han acaparado a las nuevas generaciones y es casi imposible que un joven no sea parte de ellas.

De alguna manera, ya sea directa o indirecta, todos hemos estado en contacto con ellas e inclusive forman parte importante de nuestras vidas y ¿como no?, si ahí están nuestros amigos, si es que así se le pueden llamar.

Y es que estoy completamente seguro de que no tiene nada de malo el ser parte de estas redes, siempre y cuando sean utilizadas para lo que fueron creadas, pero el problema que encuentro, es precisamente, que estas son simplemente redes y no la realidad, que es otra cosa totalmente distinta.

No es para nada lo mismo charlar durante horas con otras persona que hacerlo por medio de un chat instantáneo, utilizando imágenes y abreviaciones casi imposibles de comprender, para comunicar como me siento o que estoy pensando.

Entiendo, que este sistema de comunicación instantáneo es bastante novedoso e inteligente, sobre todo porque nos permite estar al tanto de lo que sucede, aunque nos separen miles de kilómetros de distancia. De hecho ha sido implementados por noticieros famosos como CNN o la BCC, pero aun así, simplemente no es lo mismo.

A mi encanta disfrutar de esa comunicación directa, persona a persona, donde puedo compartir experiencias, pensamientos e inclusive muecas o expresiones con mi cuerpo y estas redes sociales no permiten hacerlo.

Lamentablemente, tampoco es posible compartir mi cultura y la de la gente que me rodea y ahí si que se pierde mucho. Esta mas que claro, que cada persona es mundo, es mas, yo diría que un universo entero, y por mas tecnología que posea, estoy seguro de que con las redes, muchas cosas de ese universo quedan en el aire.

Los procesos de comunicación son excepcionales y los únicos responsables de nuestro aprendizaje y solamente espero que no suceda igual que con el televisor, que hace mas de 50 años se metió en nuestras vidas y estropeo a aquel ser humano capaz de razonar.

Claro esta, que la tecnología continua avanzando, y no va a hacer falta mucho tiempo para que pueda compartir mis muecas por Internet. Solo espero que esta no sea la única manera de hacerlo.

PS: al lado derecho del blog, mi link de Facebook :D

Ya no es noticia

Esta situación es tan común que en unos pocos meses ya no será noticia. Sí, me refiero a la interminable cantidad de jerarcas de distintas instituciones públicas de Costa Rica, que renuncian a sus puestos por culpa del alcohol o más bien de la irracionalidad, si es que somos razonables al evaluar este tipo de eventos.

Parece que a estos respetados “señores”, que velan por el bienestar de todos los costarricenses, ahora les acompañan dos nuevos problemas: la irresponsabilidad, que al fin de cuentas no es tan nueva y la perdida de memoria.

Y es que por burlesco que parezca, esta es la realidad. Durante los últimos meses, hemos observado y escuchado, la ahora nada usual historia que cita lo siguiente:

“Jerarca de importante institución pública de Costa Rica renuncia a su puesto tras chocar borracho”

¡Que pena! ¡Que irresponsabilidad! Estas son las expresiones que decimos al darnos cuenta de tal acto, y es que otra cosa podríamos decir, si el “probrecito” no cabe en esta historia.

Como es posible, que aún cuando el Ministerio de Obras Públicas y Transportes promueva una campaña de paz en las carreteras, que tiene como fin concientizar al costarricense que posee la no mala, malísima costumbre de manejar con “algunos tragos encima”, esta no parezca tener efecto en quienes deberían ser los primeros en ponerla en práctica.

Es cierto, todos somos ciudadanos de este país y nos regimos bajo las mismas reglas; sin embargo, no todos salimos en televisión a diario o tenemos a nuestro mando un grupo de personas que laboran por y para el bienestar de todos.

Al igual que ellos (los respetados señores), todo aquel que maneja bajo la influencia del alcohol es un gran irresponsable, sin importar si pueden o no justificarse. Ahora bien, más alla de ser irresponsables y como lo mencione con anterioridad, parece que ahora han perdido la memoria.

Cada uno de los implicados parece olvidar, precisamente, el puesto que poseen y a mi parecer los mas vergonzoso de esta situación, que están utilizando carros oficiales de la institución para la que laboran al hacerlo. Esto es no tener dignidad.

Pero para que tenerla, sin al fin de cuentas el Presidente de la República simplemente va a pedir su renuncia y asunto resuelto.¡Que fácil es la vida para algunos! Atrás queda la irresponsabilidad y las consecuencias a las cuales supuestamente debemos ser sometidos.

Y después el gobierno se pregunta ¿Por qué los costarricenses se quejan de la “dura” ley de transito que nos ampara?

En realidad es dura solo para la mayoría. Los afortunados y protegidos del gobierno, jamás han sentido y posiblemente sabrán lo que significa vivir bajo una nación con regulaciones.

¿Cómo es posible que nuestro Presidente destaque la buena labor de un jerarca cuando se encuentra en medio de un escándalo?

Y es que no pretendo hacer uno, pero es simplemente indignante que esto suceda. Y no se si en realidad si molesta mas la acción o las consecuencias, que no existen.

Cuando este tipo de cosas pasan, todos, incluyendo al implicado debería callarse y bajar la cabeza. Es lo mas lógico y no es necesario un doctorado de universidad inglesa para hacerlo.

Ahora bien, si buscamos el lado bueno de las cosas y aunque mi posición con respecto a este tema no me permite encontrarlas fácilmente, podría destacar que gracias al alcohol nos deshacemos de esas piezas que no calzan en el rompecabezas del país que deseamos.

Dejemos que Don Oscar continúe con las felicitaciones, a lo mejor es una estrategia interna de organización laboral.

La misma historia de siempre

¿No se supone que las campañas publicitarias que promueven un candidato a la presidencia deben precisamente promoverlo y darlo a conocer por sus ideales y originalidad? Pues parece que Costa Rica es nuevamente victima de campañas publicitarias erróneas, por decirlo de alguna manera, y para la muestra, la interminable cantidad de dimes y diretes que ciertos precandidatos a la presidencia de nuestro país, exponen en sus pomposos comerciales.

Aunque esta situación no es del todo desconocida para los costarricenses, ya que cada cuatro años debemos someternos a esta tortura, es simplemente inevitable no opinar sobre ella.

Todos los días y a cada hora e inclusive si no estamos atentos a la televisión y la radio, los “discursos políticos” de estos candidatos llegan a nuestros oídos. Y no es que me moleste escucharlos, al contrario, debo admitir que disfruto bastante esta época de candidaturas y movimientos políticos, pero me molesta excesivamente, que más alla de comunicar lo que piensan, utilicen estos espacios para responder las criticas que la ciudadanía y sus contendientes directos hacen.

Es en ese momento, cuando la política deja de ser política y se convierte en un terrible circo de palabrerías que al final de cuentas, y como siempre sucede, no convence a nadie. Es lamentable observar como una época en la cual debería imperar la honestidad, inteligencia y democracia, se transforma en juego como el del gato y el ratón.

Los candidatos a la presidencia se someten a una persecución que solamente busca afectar a su mas directo competidor y olvidan por completo los fundamentos de una contienda de cualquier tipo, en este caso electoral, que señalan cuan importante es ganar por meritos propios.

Es decir, por ser una persona sin igual, con fundamentos y credibilidad a la cual le podamos confiar nuestra nación, que es sin duda la más importante dentro de todo. Al fin de cuentas, la mayoría habitamos en ella y nos veremos afectados por los cambios a los que sea sometida.

Es necesario, que haya mas seriedad cuando de estos temas se trata. Y por supuesto un buen asesor político, con experiencia e inteligencia, no estaría demás.

No se trata de restregarle en la cara a los demás cuan exitoso soy en materia de seguridad ciudadana o cuan buena fue mi labor en administraciones anteriores. Esa información ya todos la sabemos y además quedo en el pasado. Lo que ya fue hecho, hecho esta y muy difícilmente va a influir en las labores actuales y del futuro.

Siento la necesidad de observar, escuchar y leer lo que un candidato a la presidencia integro y razonable puede proponer.

No me interesa saber cuanto dinero puede obtener en “donaciones” o cuan bien se ve en los cientos de pancartas y vallas publicitarias que ha colocado en el país. Si bien es cierto y una buena campaña publicitaria es necesaria y normalmente efectiva; y si no que lo diga Barack Obama, esta es un pilar de segunda mano que no lograra sustentar un plan de gobierno que no fue correctamente elaborado.

Nuevamente lo escribo, una cara bonita y un mensaje o eslogan conmovedor, no van a lograr excelentes relaciones internacionales o el necesario desarrollo en materia de educación, comercio y seguridad que un país como el nuestro necesita. Y si no me creen, simplemente remítanse al pasado y recuerden como estaba este país cuando nos gobernaba el mas apuesto presidente de la región.

Aunque el 2010 esta a la vuelta de la esquina y se que esta situación no se puede remediar por arte de magia con tan solo una varita, no pierdo la esperanza y espero vivir unas elecciones llenas razonamiento. Como bien dice el dicho, la fe mueve montañas y espero también pueda mover la actividad política de este país.

Simplemente es necesario encontrar el camino correcto o cambiar de página en el libro e iniciar una nueva historia.